·

miércoles, 26 de febrero de 2014

DINÁMICAS DE GRUPO


EL LAZARILLO:

Consistía en dejarse llevar por la confianza. Tenías que vendarte los ojos y dejarte guiar por un compañero que era el lazarillo, al dejarte guiar confiabas en él  y usabas un poco el instinto y la orientación ya que tu no veías nada. El objetivo era que el lazarillo pudiera ver la confianza que tenías hacia él, y generar comunicación oral.








¿QUIÉN SOY?


Consistía en poder interiorizar consigo mismo, y poder descubrir quién eres tu mismo. Había que preguntarle a un árbol "¿Quién soy?" y esperar a que él te contestara. El objetivo no era conseguir que él te contestara, sino que tu te contestaras a ti mismo y auto-conocerte.







LA MEJOR Y LA PEOR NOTICIA DE MI VIDA

Esta entrada trata sobre una de las dinámicas de grupo, en la que teníamos que salir al patio, caminar como si nos hubieran dado la mejor noticia de nuestra vida, y después hacer todo lo contrario, es decir, como si nos hubieran dado la peor noticia de nuestra vida. La primera fue muy fácil para todos, pero la segunda no, nos sentíamos un poco ridículos haciéndola, y quizá sea porque nuestro estado natural es estar feliz. En cambio, estar tristes, solo lo estamos de vez en cuando y tampoco lo demostramos.




lunes, 24 de febrero de 2014

ACTIVIDADES SOBRE LA MEDIACIÓN ESCOLAR.



1. El conflicto como oportunidad

El conflicto puede ser una oportunidad ya que así, puedes darte cuenta como persona, a saber actuar ante una situación, recapacitando, reflexionando y pensando en cómo hacerlo. De esta manera aprendes a empatizar y a no tener que arrepentirte de alguna acción errónea.

Un ejemplo podría ser el de una niña que cuando su madre le manda hacer una tarea de casa, esta le contesta mal y le chilla provocando una discursión que no llega a ninguna parte porque la tarea la tiene que hacer igual. Después de un tiempo, cuando se para a pensarlo, a recapacitar, y opta por cambiar sus malas formas por unas contestaciones más amables, ya que hablándole mal a su madre no va a conseguir otra cosa que enfadarla o disgustarla.

Esta capacidad de reflexión implica madurez, es una consecuencia de los conflictos positivos, es una oportunidad para cambiar, para ver las cosas desde otro punto de vista.

2. ¿Qué es la mediación escolar?

La mediación escolar consiste en la solución de los conflictos de manera pasiva que pueda haber entre los alumnos y así poder evitar un conflicto mayor. Se basa en los principios de voluntariedad, transpariencia y respeto mútuo. Se desarrolla en un ámbito no terapéutico, donde los mediadores son alumnos ajenos al conflicto, cuya posición es neutra y de apoyo, solo sirven como medio para solucionar el problema. Hay que destacar que todos los conflictos que se medien, son confidenciales.

3. Fases de la mediación

1. Analizar las causas
2. Pensar distintas soluciones
3. Coordinar medios y fines
4. Evaluar consecuencias
5. Analizar perspectivas de las personas implicadas
6. Solución del conflicto

domingo, 23 de febrero de 2014

El secuestro emocional



De vez en cuando, nos descubrimos perdiendo los estribos, en medio de una tormenta, y cuando ésta pasa, nos damos cuenta de que nuestra reacción fue algo desproporcionada, arrepintiéndonos de nuestra actuación y preguntándonos como puede ser posible que en cuestión de segundos nos volvamos tan irracionales, es decir, que aveces nos encontramos a nosotros mismos cuando hemos perdido el control de nuestro carácter, y después de haberlo perdido,  nos detenemos y nos damos cuenta del error que acabamos de cometer, y es entonces cuando nos preguntamos, ¿qué nos sucede en estos momentos?

Cuando las situaciones se nos van de las manos y pareciéramos que estallásemos, lo que nos ocurre es que somos víctimas de una suma de reacciones psicológicas y fisiológicas, conocidas todas ellas como el proceso de secuestro emocional. Para saber por qué nos ocurre esto en determinados momentos, explicaremos como es el funcionamiento de nuestro cerebro.


¿Cómo se produce el secuestro emocional?

Cuando sufrimos un secuestro emocional, nos encontramos reaccionando de forma automática a estímulos tratados por el cerebro emocional. Lo que ocurre es que el cerebro emocional o límbico responde con mayor velocidad, aunque generalmente sus respuestas sean más imprecisas porque no han pasado por el análisis de lo racional.

Pero, ¿qué estructura es la que examina nuestro entorno?  La respuesta es la amígdala, una masa con forma de almendras, situada en el sistema límbico que es la encargada del procesamiento y almacenamiento de las reacciones emocionales.

Así, la amígdala cuando está llevando a cabo sus funciones de examinar el entorno en el que nos encontramos y comienza a preguntarse, ¿me hará daño esto?, ¿puede hacerme sufrir?, ¿lo he temido desde siempre? busca sus respuestas,  y si estas son afirmativas, nuestro sistema nervioso da la señal de alarma en nuestro organismo, postergándose las funciones más irrelevantes y ejecutándose aquellas que permitan defender la amenaza. Se comenzaran a segregar las hormonas necesarias para huir o luchar, se acelerará el pulso, se reducirá el campo visual, se alterará la circulación y también el pensamiento para concentrarse en el peligro.

Así, el neocórtex que es el cerebro pensante se esquiva y nos volvemos por unos momentos mucho más instintivos. La amígdala declara un estado de guerra con el que nos volvemos animales peleando por nuestra supervivencia emocional, la que podemos igualar con la supervivencia física. 


¿Por qué se produce el secuestro emocional?

Quizá una de sus razones principales sea de carácter evolutivo, refiriéndonos a la supervivencia. Nuestros antepasados sufrían estos secuestros emocionales cuando por ejemplo se encontraban con el enemigo o con animales, haciéndoles huir o atacar para eliminar la sensación de peligro.

Pero en la actualidad, este proceso se ha quedado un poco anticuado, y produce en nosotros resultados no tan deseados. Ya que en las relaciones humanas, una emoción cuánto más rápida, más inexacta y basta se vuelve. Nuestra parte emocional nos prepara para respuestas automáticas que antes tenían la característica de ser vitales, pero que ahora no resultan ser siempre tan positivas. 


¿Cómo podemos controlarlo?

Es conveniente que descubramos los síntomas que presentamos cuando nos agitamos, es decir, que nos detengamos a observarnos cuando las cosas no son como esperamos, como nos gustan o como habíamos imaginado. Descubrir si tenemos sudoración, acaloramiento, aceleración del ritmo cardíaco. Luego, tras identificarlos, hay que ponerles nombres porque así comenzamos con el proceso de racionalización, evitando en cierto modo que se lleva a cabo la respuesta espontánea. Tras esto, tendremos que buscar algún mecanismo de escape de nuestra emoción, para que baje nuestra excitación y para finalizar, intentar analizar qué es lo que nos ha conducido a experimentar el secuestro emocional, preparándonos para futuras situaciones.